- Descubrir y utilizar las posibilidades motrices, sensitivas y expresivas del propio cuerpo, adoptando posturas y actitudes corporales adecuadas.
- Desarrollar la coordinación viso-manual en las distintas acciones.
- Adquirir una buena coordinación corporal y un tono muscular adecuado.
- Alcanzar un control del equilibrio general dinámico y estático.
- Progresar en la adquisición de hábitos relacionados con el bienestar corporal, seguridad, higiene y fortalecimiento de la salud.
- Tener una imagen ajustada y positiva de sí mismo, mostrando un nivel aceptable de autoconfianza y valorando positivamente sus posibilidades y limitaciones.
- Evitar la adopción de actitudes de sumisión o dominio, desarrollando actitudes y hábitos de cooperación, ayuda y solidaridad con sus compañeros.
- Conocerse, comprenderse y dominio de sí mismo.
- Conocer y comprender al otro, el entorno y las relaciones sociales entre uno mismo, los demás y el entorno.
- Fomentar la comunicación, la creación y el pensamiento operatorio.
METODOLOGÍA
Se realiza una combinación de sesiones dirigidas, semidirigidas y no dirigidas. Las técnicas pretenden potenciar las distintas capacidades del niño a partir de las vivencias del movimiento. De esta manera la práctica psicomotriz parte de la expresividad del niño y desarrolla los principios de acción para favorecer su maduración.
En las sesiones dirigidas la maestra guía la sesión y las actividades. Se realizan propuestas adaptadas a los diferentes niveles para que las realicen todos los niños.
En las sesiones semidirigidas se combinan actividades libres con propuestas de la maestra.
En las sesiones libres las propuestas irán encaminadas a que el alumno vivencie el movimiento a través de la actividad motriz espontánea y forme su identidad y totalidad corporal.
En los grupos de 5 años, se realiza una Práctica Psicomotriz Aucouturier. En esta práctica se tiene en cuenta que cuando el niño actúa sobre el exterior descubre el placer de la acción y el movimiento y, paulatinamente, va liberando el gesto y accediendo a la conquista del espacio, cuya vivencia constituye una etapa fundamental para su afirmación como ser en el mundo. Un niño que comunica es un niño que se abre fácilmente al exterior y por lo tanto es creador.
También se fomentan las actividades motrices propioceptivas, centradas en el niño mismo: giro, desequilibrios y caída; las actividades motrices exteroceptivas, centradas en el exterior: trepar, saltar y correr; y resto de actividades de movimiento, juego simbólico y representación.
Como metodología el aspecto clave de la figura del maestro psicomotricista consiste en ser compañero de escucha a través de la empatía tónica, compañero de juego simbólico y símbolo de ley y seguridad física en la sala. Partiendo del nivel de desarrollo, las necesidades e intereses de los niños y niñas y su juego espontáneo, la psicomotricista encamina y provoca situaciones y desarrollos de las acciones.
Los objetivos prioritarios en estas sesiones consisten en:
o Favorecer el desarrollo de la función simbólica a partir del placer de la acción y el juego.
o Favorecer el desarrollo de procesos de aseguración frente a las angustias.
o Favorecer el desarrollo del proceso de descentración que permite el acceso al placer de pensar y al pensamiento operatorio.
En esta práctica psicomotriz la sala se estructura en tres espacios diferentes por los que el alumnado va pasando:
Espacio del placer sensoriomotor. Su material es el siguiente: colchonetas, espalderas, bancos suecos, estructuras diversas que favorecen el salto en profundidad, deslizamientos, equilibrios/desequilibrios, giros, volteretas, balanceos, trepar, etc.
Espacio del juego simbólico. Su material es el siguiente: bloques de goma espuma y telas de varios tamaños.
Espacio de representación. Su material consiste en maderas sin color de varias formas y tamaños, plastilina, colores y folios. En esta fase el alumnado se descentra de las vivencias y las plasma en construcciones o dibujos con la representación de su cuerpo.
Además, existe un ritual de entrada en la que se acoge a los niños y niñas y se les presenta la sala con los dispositivos, así como las normas de la sesión. Por último, el ritual de salida permite a los niños y las niñas sentirse individuos dentro del grupo y expresar lo realizado durante la sesión.
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